El entorno laboral de las mujeres: La explotación en la industria de la moda no debe ser más un tema taboo.
Como consumidores, somos una parte crucial de la industria de la moda y confección; de hecho, somos nosotros quienes promovemos con nuestro consumo dichas actividades. Nuestro deseo de moda, especialmente de moda “rápida” a precios bajos, impulsa a la industria global a buscar medios más rentables para satisfacer y crear una demanda cada vez mayor de sus productos. Debemos ser conscientes de que nuestras decisiones de compra no sólo nos afectan a nosotros, sino también, afectan la vida de millones de mujeres que fabrican estas prendas, nuestra colaboradora Alejandra Carrillo nos da un vistazo de las condiciones de trabajo para las mujeres que promueve las industria de la moda rápida en el mundo.
La industria textil ha sido históricamente dominada por mujeres alrededor del mundo. Para dichas mujeres la mejora de su estilo de vida está relacionado estrechamente con sus condiciones laborales. No sólo se trata de tener un salario digno, sino también de contar con condiciones dignas y seguridad básica para así tratar de salir de la pobreza, brindar educación y vivienda digna para sus hijos, y lograr ser independientes.
Desafortunadamente, la mayoría de las trabajadoras trabajan por salarios extremadamente bajos y en condiciones deplorables a pesar de producir para algunas de las empresas más grandes del mundo. De acuerdo con Bloomberg(i), en el año 2013 en Bangladesh, el salario mínimo para los trabajadores de la industria fue de 5.300 taka (£ 45 / € 62) por mes, cantidad que está muy lejos de la óptima para tener una vida digna en dicho país. La salud y la seguridad también son descuidados, a las trabajadoras se les niegan descansos, y los abusos de género por parte de los jefes son demasiado comunes.
Otro claro ejemplo es el mencionado por The Freedom Fund(ii) en el que, en el Sur de la India, el 80% de los trabajadores de las hilanderías de algodón son mujeres y la mayoría son adolescentes de castas inferiores. A estas jóvenes se les paga por debajo del salario mínimo legal y se enfrentan una variedad de abusos tanto sexuales como físicos.
Si bien es cierto que la cadena de suministro global ha proporcionado empleos y capital para las trabajadoras, y ha estimulado el crecimiento económico en varias naciones en vía de desarrollo, todos estos cambios también podrían ayudar con mejoras sustanciales en cuanto a derechos para las mujeres.
Como consumidores, somos una parte crucial de la industria de la moda y confección; de hecho, somos nosotros quienes promovemos con nuestro consumo dichas actividades. Nuestro deseo de moda, especialmente de moda “rápida” a precios bajos, impulsa a la industria global a buscar medios más rentables para satisfacer y crear una demanda cada vez mayor de sus productos.
Debemos ser conscientes de que nuestras decisiones de compra no sólo nos afectan a nosotros, sino también, afectan la vida de millones de mujeres que fabrican estas prendas. Así que es el momento de exigir información y condiciones favorables para todas las trabajadoras que forman parte de dicha cadena de suministro.
- Bloomberg (2013), Bangladesh raises minimum wage for garment workers after unrest. Recuperado de: http://www.bloomberg.com/news/articles/2013-11-13/bangladesh-garment-factories-to-stay-shut-amid-worker-protests
- The Freedom Fund (2018), Her Freedom, Her Voice: Insights from the freedom fund’s work with women and girls. Recuperado de: http://freedomfund.org/our-reports/her-freedom-her-voice-insights-from-the-freedom-funds-work-with-women-and-girls/
Alejandra Carrillo. Lic en negocios internacionales, estudiante de negocios moda y lujo por la universidad de Hong Kong , miembro activo de la comunidad académica de TALLER, traductora y promotoras de la sostenibilidad en la industria textil.