Rechazo, uno de los pasos hacia una industria sostenible
La urgencia colectiva por tomar acción para mitigar el cambio climático ha generado tendencias alrededor de la sostenibilidad en distintas áreas industriales en el mundo, incluyendo la industria de la moda y el textil. Entre estas tendencias, una que ha ganando relevancia entre los foros de economía y los gobiernos nacionales y locales, es el movimiento zero-waste, ya que los buenos sistemas de gestión de desechos son esenciales para construir una economía circular donde los productos se diseñan y optimizan para su reutilización y reciclaje.
Bea Johnson es una de las primeras personas en adoptar el movimiento zero-waste como un estilo de vida, popularizándolo a través de su blog Zero Waste Home al punto de influenciar a ocho de las mayores empresas contaminantes de plástico del mundo. En esta plataforma basa este lifestyle en su filosofía 5Rs: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y reintegrar. En este orden en particular, el camino para generar menos residuos no es uno tan largo y así como puede ser utilizado de manera personal, el impacto que tiene a gran escala se puede observar en los nuevos modelos operativos e iniciativas de la industria textil y de la moda.
El primer paso, rechazar, se refiere a aprender a decir no a las cosas que no se necesitan. En una sociedad consumista, los clientes somos el blanco de muchos bienes de consumo y cada vez que los aceptamos, creamos demanda para producir más. Desde hace un par de años, la cultura de cancelación y las redes sociales como medio de comunicación e intercambio de información han extendido la necesidad de alzar la voz para boicotear a ciertos actores de la industria desde empresas de belleza y moda, hasta personalidades en los medios. De nuestra relación con la naturaleza y sentido de comunidad surgen las razones para dejar de consumir productos y contenido, estas incluyen el abuso, la explotación de recursos naturales y humanos y la experimentación con animales, por mencionar algunas. Las exigencias de los consumidores y el compromiso de muchos por dejar de comprar fast fashion ha hecho que marcas como H&M y COS del mismo corporativo, tomen acciones distintas, como la plataforma de reparación de ropa H&M Take Care o la página de reventa de COS, Resell.
Por reducir, se busca apelar a nuestra consciencia para reducir las compras innecesarias. En este punto la sobreproducción en la industria textil juega un papel fundamental, ya que toneladas de ropa acaban en vertederos. El manejo de estos residuos es exhaustivo y si bien es un ingreso para las economías nacionales, es indignante ver cómo empresas de moda se deshacen de su inventario de sobra, completamente nuevo, enviándolo a vertederos. Ante esta problemática, han surgido espacios digitales de re-commerce y renta de ropa, los cuales son manejados a escala personal pero tienen el potencial de crecer; casos como eBay, depop, GoTrendier, Rent the Runway, Vestiaire Collective, HURR Collective, entre otros, apuestan por alternativas sostenibles que no involucra la creación de un nuevo producto para gozar de la moda.
En la tercer R, reutilizar, se habla de un hábito tan simple como sustituir los artículos desechables por otros de carácter reutilizable; también, se refiere a darle una vida distinta a un objeto, como lo es el caso del supra reciclaje. Proyectos como The New Denim Project, Reformation, Patagonia y Re/Done son ejemplo de la reutilización de textiles para crear colecciones atemporales.
Reciclar es una de las R’s más populares aunque, en la escala de la filosofía residuo cero, es el último recurso. Si bien lo deseable es que antes se agoten los anteriores pasos, resulta obvio que llevar nuestros desechos a reciclar es lo mínimo que podemos hacer. Esto sucede también a escala industrial con el reciclado de textiles no orgánicos; un ejemplo de ello es la línea sostenible de bolsos Re-nylon de Prada completamente fabricados con ECONYL®, un tejido de nylon regenerado. Toda la campaña que surge de esta colección visibiliza el largo proceso de reciclaje, desde la captura del nylon en mares y lagos del mundo hasta las fábricas especializadas en el reciclado y generación del textil.
Reintegrar, se trata de compostaje, de regresar los residuos orgánicos a la tierra como nutrientes que refuerzan el suelo. Mucha de nuestra ropa no es compostable, los materiales que componen las prendas producidas en las últimas décadas son puros plásticos. La composta y el ciclo biológico, es un área de oportunidad que la industria textil puede explorar más a fondo.
Diseñar un estilo de vida desde los escombros del consumo excesivo parece más relevante hoy que nunca, tomar estas decisiones como consumidores empodera a nuevas empresas y diseñadores a interrumpir el ciclo lineal y proporcionar soluciones renovables que amplíen nuestros sistemas, que permitan crear un modelo de negocio verdaderamente sostenible con un diseño circular y promover un crecimiento económico eficiente sin perjudicar al medio ambiente y a la sociedad. Así como la implementación a nivel personal, la industria de la moda tiene bastante que aprender y aplicar poco a poco, el resultado no se verá desde cero, pero estas iniciativas funcionan como ejemplo de las posibilidades de una industria de la moda sostenible.