Sobre el autofinanciamiento en la construcción de carreras profesionales en la comunicación de moda

Sobre el autofinanciamiento en la construcción de carreras profesionales en la comunicación de moda

Desde la primera publicación de moda de la historia, han pasado más de 300 años de transformación. Lo que comenzó como ilustración y figurines, hoy está alcanzando la realidad virtual. A medida que las nuevas herramientas digitales evolucionan, la crisis de las revistas se profundizan y la disminución de los presupuestos de los medios de comunicación crea nuevas dinámicas de trabajo.

Actualmente, en Internet podemos encontrar todo lo que necesitamos (de forma gratuita la mayor parte del tiempo) por lo que comprar una revista impresa es prácticamente darse un gusto. A medida que las audiencias se concentran en la web, los ingresos por publicidad impresa disminuyen. Mientras que reconocidas revistas de la industria tardan en pagar (o en algunos casos no lo hacen nunca), para muchas revistas independientes simplemente no hay presupuesto.

Este nuevo escenario de transición a lo digital aumenta la presión sobre los creativos para volverse hacia la autogestión y el autofinanciamiento de sus producciones. Hoy en día, solo medios que están muy establecidos se encuentran en reales condiciones de cubrir una producción completa y pagarle a todos los colaboradores. Este tipo de trabajos suelen ser de carácter comercial, lo cual no les brinda libertad creativa, y solo profesionales de trayectoria, con una presencia reconocida en la industria, tienen un lugar para participar.

El problema es que la industria está estructurada de forma en que facilita a los creativos tener éxito una vez que ya lo tienen, es decir, deben autofinanciar la construcción de sus carreras profesionales, y quienes no son capaces de hacer esto, simplemente se verán excluidos. El común de las personas (que no pertenece a la industria de la moda) seguro no se imagina que la mayor cantidad de publicaciones independientes se hacen de forma colaborativa y sin retribución económica. Sin embargo, maquillistas, estilistas, fotógrafos, modelos y diseñadores ven en estas producciones la oportunidad de mostrar su talento y es, a la vez, una necesidad para la construcción de portafolios, aumentando su presencia en distintas redes. Algunos medios editoriales están experimentando con modelos comerciales alternativos, como cobrar tarifas de suscripción a lectores o aumentar los precios de cobertura a las marcas. Si bien el escenario es complejo para muchos profesionales, se están creando las nuevas dinámicas de trabajo, situación que debe ser tomada con responsabilidad.

La naturaleza de las producciones editoriales independientes actuales nos presentan un modelo de trabajo colaborativo, que no necesariamente responde a las demandas del mercado. Las motivaciones de participar en una producción van más allá de una retribución económica, no se trabaja solamente por dinero, sino por experiencia, resultados y conocimientos; se apuesta al futuro, en un terreno de libre expresión creativa y donde lo independiente potencia su valor con lo colectivo. Los objetivos individuales de los creativos coinciden cada vez más con objetivos comunes y beneficiosos para todos. Trabajar de manera horizontal brinda perspectivas diversas y resultados robustos.

Esta forma de producción particular, que si bien ocurre en instancias de desarrollo profesional, es la única manera que encuentran los creativos para construir su trayectoria. Lo anterior, a pesar de su precariedad, podría acercarse a un paradigma procomún más que a una lógica de capitalismo jerárquico a la cual estamos acostumbrados. Aunque esta forma de trabajar suena bien, tenemos que profundizar en su funcionamiento y organización de manera que los creativos se agrupen formalmente (en forma de cooperativas o colectivos, por ejemplo) para lograr objetivos que individualmente no podrían.

Flujo de trabajo estructurado, alcance a mayores audiencias y división horizontal del trabajo, son algunos de los beneficios que podría traer sistematizar una forma procomún de producción. Es nuestro deber como miembros conscientes de una industria en crisis, encontrar maneras más justas de trabajar, donde la interdependencia sea valorada en todos los niveles del proceso de producción. En medio de todo, el procomún puede ser una alternativa sensata y responsable para autofinanciar la carrera profesional en la comunicación de moda; pero debemos también, ser cautos, mucho hay aún a tomar en cuenta: si bien los estímulos no económicos son necesarios y deseables, vivimos (todavía) en una economía regida por los precios, los costos y el flujo de dinero.

 

Lirayen Baeza, artista visual y emprendedora de la isla de Chiloé. Realiza estudios de artes y diseño hace 10 años entre Chile, Argentina y México. Desde marzo cursa en TALLER los programas de Fashion Promotion y Fashion Thinking para contribuir al crecimiento de su marca personal, DELIRA, un proyecto de artes visuales y diseño bajo el concepto de arte para usar. Actualmente reside en Ciudad de México, está dedicada a la producción y difusión de su obra artística