El mundo social de los cuerpos vestidos: una reflexión sobre la experiencia del vestir.

El mundo social de los cuerpos vestidos: una reflexión sobre la experiencia del vestir.

La experiencia cotidiana del vestir representa para el humano y cada una de las culturas un vínculo irremplazable con el mundo exterior, el impacto que tiene el uso o desuso de la ropa en las sociedades profundiza en temas como la identidad colectiva, la sexualidad y el desarrollo de los individuos a través del uso de ciertos códigos de vestimenta que facilitan la cohesión entre personas de todo tipo.

Claramente la ropa es más que un objeto de uso cotidiano, funge como un emisor  comunicativo que expresa más de lo que se puede percibir a simple vista. Por otro lado, la moda está presente en cada grupo social, desde las tribus urbanas en las grandes ciudades hasta los grupos más aislados de humanos en las islas sentineleses. La diferencia radica en cómo se percibe y se lleva a cabo el uso de las modas en distintas partes del mundo, el objetivo sigue siendo el mismo para todos, ser identificado y, por ende, poseer un sentido de pertenencia al grupo.

El sentido de identidad está estrechamente relacionado con la moda, la experiencia individual se sustituye al homogeneizar con personas que poseen afinidades, pero esas semejanzas no suelen ser percibidas a simple vista. Se puede reflejar toda una forma de pensar y sentir con el uso de cierta indumentaria que amplifica el espectro del ser humano social, siendo ahora la ropa y los adornos los que hablen por él y no al revés. El lenguaje se torna simbólico, únicamente las personas que compartan similitudes lograrán decodificar los mensajes transmitidos por medio del adorno del cuerpo (maquillaje, ropa, peinados, accesorios, etc.) En este punto, es más evidente que al relacionarnos y al vivir en sociedades, el cuerpo jamás está desprovisto de la ropa y mucho menos de la moda, es la forma en la que se muestra quiénes somos y qué es lo queremos  transmitir. 

El cuerpo se ve transformado en un lienzo que las modas visten una y otra vez, reinterpretando los significados de lo que en algún momento se consideró  bello, moral o inmoral; todo está sujeto a cambios, la moda reinventa a las personas, les otorga un nuevo significado simbólico, una nueva forma de comunicarse con el mundo exterior, otra forma de percibirse a sí mismos y a su entorno, todo esto con el uso de códigos de vestimenta que fortalecen el cuerpo físico y psicológico de cada ser humano y su vida social. 

Las prendas se vuelven una extensión del ser en un mundo donde se perciben cada vez más personas, la necesidad de diferenciarse es aún mayor, ya no basta con pensar diferente, esa característica se refleja de una u otra forma en la apariencia física de la persona, buscará adaptarse en un entorno donde más personas se vean y piensen como él y terminará por adoptar códigos visuales que lo distingan del resto de personas que no son afín a su ideología pero que al mismo tiempo sea identificable con quienes sí comparten su particular forma de pensar y sentir. 

En todo lo anterior, es claro que la percepción juega un papel crucial en todo el fenómeno del vestir y sus implicaciones. Pensemos en cómo era percibido el cuerpo femenino en los años 50’s y en cómo se percibe en la actualidad, así mismo se puede pensar en cómo una misma prenda y su significado se transforma si se le sitúa en un contexto distinto. Como ejemplo de lo anterior, el uso de la mini falda en la década de los 60’s fue considerado un acto impúdico, revelaba un claro acto de rebeldía y liberación sexual por parte de las mujeres, no como un acto sexual sino como un símbolo representativo de toda una generación.

Ejemplos como el anterior abundan, la representación del cuerpo y la percepción que se tenga del mismo no es posible sin la moda y de todo lo que conlleva el vestirse. Ritual para algunos y obligación para otros, placer, vanidad, egocentrismo o simplemente condicionamiento social, sin importar cómo nos refiramos al acto de vestir es y será característico en cada cultura humana.

Artículo por Rebeca Peña López, diseñadora de modas y textiles, colaboradora y miembro de la comunidad estudiantil en el diplomado en Fotografía, estilismo y dirección de arte para la industria de la moda.