La moda ética no puede ser plástica

La moda ética no puede ser plástica

¿Existe un espacio para el plástico en la moda sostenible?

Entro a la tienda en línea de una de las mayores cadenas de moda rápida del mundo. Veo un vestido, lo anuncian como hecho con lino y parte de un programa que asegura garantizar la sostenibilidad de los procesos de fabricación. Acalla un poco mi conciencia por comprar fast fashion hasta que doy click en leer más y veo de qué está hecho el forro: 100% poliéster.

Este y otros materiales a base de petróleo que fueron revolucionarios hace un siglo hoy son sinónimo de recursos no renovables, contaminación atmosférica y pilas de basura flotando en el océano.

Usar bolsas de plástico ya no es aceptado, en muchas ciudades están prohibidas y los grandes retailers las prefieren las de cartón. En los restaurantes no pedimos popotes a menos que sean biodegradables. Parece que hemos superado la era del plástico pero es falso: al menos en la industria de la moda sigue permeando la mayoría de los espacios, incluso aquellos que se venden como amigables con el ambiente.

Ya Changing Markets hizo un estudio: de 4 mil 28 productos en las colecciones Primavera/Verano 2021 de los principales retailers como Zara, H&M, ASOS, y Forever 21, el 67 por ciento contienen algún tipo de sintético derivado del plástico. De esas prendas, 39% aseguran ser sostenibles. Sin embargo, muchas de las líneas verdes contienen igual o incluso mayor porcentaje de fibras como nylon, poliéster y elastano que las colecciones convencionales.

El reporte también reveló una preocupante falta de iniciativas para desterrar estos materiales: ninguna de las 46 empresas participantes tiene un compromiso claro para eliminar el uso de sintéticos a base de plástico. Sólo seis marcas (Dressmann, Esprit, Hugo Boss, Puma, Reformation y United Colors of Benetton) expresaron el deseo de reducirlos.

The Sustainability Index 2021 de The Business Of Fashion confirma esta premisa: en su caso, sólo cuatro compañías (Inditex, Adidas, H&M y PVH Corp) reportaron planes para reemplazar por completo el poliéster virgen con materiales más sostenibles. Y en todas ellas, dicho material sostenible es simplemente poliéster reciclado.

Mientras tanto, los datos son aplastantes: el poliéster es el material más utilizado en el mundo, con una producción anual estimada de 60 millones de toneladas. 1.35% del consumo de petróleo mundial es para la producción de fibras sintéticas; más de lo que gasta toda España en un año. 150 millones de toneladas métricas de plástico circulan en los océanos, y cada año, la industria de la moda libera otras 8 millones.

Incluso el poliéster reciclado plantea un problema; si bien remueve la basura de los ecosistemas, utiliza 59% menos energía, 35% menos agua y libera 32% menos CO2 en su producción, aún requiere más energía que producir una prenda con fibras naturales como el algodón, de acuerdo con el Stockholm Environment Institute. El reciclaje no es infinito, las fibras se desgastan y si vienen en una mezcla, es muy complicado lograrlo. Además, virgen o no, igual libera microplásticos y tardará más de 200 años en descomponerse.

Lo más grave del asunto es que las engañosas iniciativas verdes con relación al uso de las fibras sintéticas sirven para acallar los reclamos en pro del cuidado ambiental de los consumidores menos informados. “Sigue comprando moda rápida, que el plástico se recicla”. “Usa poliéster, que puede tener una segunda vida”. Nos hablan del algodón orgánico en el 44% de la composición de una prenda y pretenden que olvidemos que el otro 56 es plástico.

Claro, sabemos que las fibras naturales como el algodón plantean sus propios desafíos éticos y ambientales, y es positivo que sus versiones orgánicas ganen cada vez más espacios en la producción de prendas.

Entendemos que si bien hay alternativas al plástico (como la piel vegana a base de uvas de Pangaia, de nopales de Deserto y el bio nylon de Ginkgo Bioworks) son más caras y escasas. Innovar en materiales requiere décadas. Sustituir la composición de dos terceras partes de la producción de moda es lento. Pero lo que no podemos aceptar es que no exista el esfuerzo.

Estamos en una emergencia climática: el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas advirtió que las consecuencias ya son irreversibles y la próxima década será crucial para frenar su avance. Que la mitad de una prenda sea sostenible no basta cuando la otra mitad es parte del problema.

La moda ética simplemente no puede ser plástica.

Fernanda Tapia es colaboradora de TALLER y parte de la comunidad estudiantil en el Diplomado Fashion Thinking.