La Triada digital: Marca, Influencer y Consumidor

La Triada digital: Marca, Influencer y Consumidor

¿Cómo es que los influencers son tan relevantes para la moda?

Los grandes cambios tecnológicos han traído consigo transformaciones en todas las áreas y niveles, la forma en que se consume moda se ha transformado y cada vez más empresas migran hacia una perspectiva virtual, para así, conseguir retribuciones que van más allá de lo económico. Hoy en día no basta con generar ganancias, el posicionamiento de marcas en las redes sociales es primordial para seguir en el juego. 

La pregunta obligada para comenzar es ¿Qué se necesita para generar posicionamiento? y ¿Cómo es que los influencers son ahora tan relevantes para lograr esto? 

El influencer que se conoce en la actualidad  es el resultado de la sofisticación que tuvieron varias personas al usar plataformas digitales como un medio de expresión sin censura en el que se podía verter cualquier información de forma gratuita y con un nivel de exposición que paulatinamente incrementa. Una de las piezas clave para el éxito en dichas plataformas era tener un mensaje claro y corto con el que la audiencia lograra identificarse y , aunado a eso, que el emisor fuese alguien que fácilmente se podría identificar con el grupo de amigos del espectador. El proceso de identificación logró consolidar la figura del influencer tal como se le conoce hoy en día.

Las empresas al vender, conocen que el objetivo principal es que los consumidores formen cierta familiaridad con el producto que se ofrece y/o servicio. Y desde luego, teniendo un portavoz que personaliza este bien de consumo, las marcas han sabido sacar provecho de uno de los rasgos de la psicología humana más primitiva, la imitación. 

Para que lo anterior se pueda llevar a cabo, las redes sociales han facilitado la exposición de la vida de los influencers, a tal punto en el que se puede saber gran parte de la vida de alguien con tan solo ingresar a su perfil: ver qué ropa usa, los lugares que visita, el tipo de comida que consume e incluso quienes forman parte de su círculo social. 

Todo lo anterior resulta completamente ventajoso para vender lo que sea y a quien sea. No solo se venden productos, también se venden estilos de vida que tienen todo incluido: fantasías adolescentes de ser como la estrella de pop del momento si usas la marca de tenis que están promocionando en su feed; la idea de la belleza inclusiva; aspiraciones y deseos que se materializan y se comercializan haciendo uso de personas con un alto impacto visual.

En este punto es notorio cómo dichas estrategias tienen repercusiones que van más allá de lo ético. Recientemente una revista dedicada a la fotografía editorial y de moda hizo fuertes críticas respecto a cómo los influencers han deteriorado la calidad que se entrega en la industria, dejando en claro que pese al auge e innegable crecimiento que tienen hay sectores que se abstienen de hacer uso de su imagen.

“Es increíble que manden solicitudes de fotos con una pésima ejecución y esperen que sean aceptados solo por ser influencers y cuando les decimos que no, deciden bloquearnos” se comentó en Solstice Magazine.

Otra perspectiva apunta a que el público meta de la gran mayoría de influencers que colabora con marcas son jóvenes, un sector que difícilmente cuenta con un poder adquisitivo autónomo, ¿Porqué venderles si no cuenta con los recursos económicos?  

Quizá lo anterior es verdad, sin embargo, es una generación que creció con el auge masivo del internet, está más que acostumbrada y como se mencionó anteriormente, las ventas a través de medios digitales no está reducida a productos, los millennials y la generación z gastarán más dinero del que tengan en experiencias virtuales, NFTs, bitcoins y cualquier subproducto de la web. 

El avance digital y la normalización de las relaciones digitales entre consumidores, influencers y marcas es un hecho que pese a todo, seguirá fortaleciéndose cada vez más. Aún así, es responsabilidad de cada una de las partes ser conscientes en el tipo de contenido y/o producto que se consume o se promociona.