Producción de conocimiento, una posible salida de la crisis

Producción de conocimiento, una posible salida de la crisis

La crisis desencadenada por el COVID-19 no ha dejado a nadie indiferente. Nos encontramos como humanidad viviendo una situación sin precedentes. Nunca en la historia habíamos atravesado una situación que afecta a todas las clases y países del mundo. Esta situación extraordinaria, sin duda, ha hecho que nos replantemos como sociedad y como personas.

La crisis en la industria de la moda se hizo más evidente que nunca, ya que, en cierta medida, tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo de la industria. Muchos estamos esperanzados con las nuevas posibilidades. Desde antes del coronavirus ya se venía hablando que la industria debía detenerse, pero no iba a hacerlo de manera voluntaria.

Uno de los impactos más fuertes del coronavirus fue la masificación de lo online. Y que de cierta forma esta tendencia se volvió nuestro salvavidas, y probablemente, permanezca así una vez acabada la contingencia. No es primera vez en la historia que la tecnología demuestra ser la respuesta. La salida para la crisis en la industria de la moda -como también para las otras- es desarrollar tecnologías amigables con la naturaleza en todas las escalas y niveles.

Históricamente, el aumento en la calidad de vida de las personas se ha debido en su mayoría al desarrollo tecnológico e innovación y no a la acumulación del capital. Esto no solo aplica para las personas, sino también para empresas, organizaciones y países. Así, las políticas económicas debieran tener como objetivo crear y dinamizar estructuras económicas que mejoren el aprendizaje y sus efectos. Esto en teoría, porque en la práctica sólo las empresas más grandes poseen la capacidad de soportar riesgos asociados a la innovación. Esto deja en desventaja a las pequeñas marcas y empresas, las cuales no cuentan con el capital suficiente para mantener investigaciones continuas, por lo que deben doblar sus esfuerzos en buscar inversiones o subvenciones por parte del gobierno y/o los privados. Es verdad que el Estado debe intervenir, implementar y fomentar medidas que nos conduzcan al desarrollo sustentable, pero también es verdad que las acciones deben ser tomadas por todos los actores del ecosistema de consumo.

Debemos pensar a largo plazo e invertir nuestros esfuerzos en un desarrollo de productos integral y ético

Invertir en calidad y supervisar los procesos de manera responsable y comprometida. Utilizar las ventajas locales, investigar sobre materiales y disminuir, idealmente, a cero el desperdicio de producto. Para lograr todo lo anterior, que a primera vista pareciera quimérico, es necesaria la tecnología. Como consumidores, involucrarnos más en el discurso de cada marca, no comprar por comprar, preguntarnos ¿qué marca realmente nos representa? y si esta cumple con los parámetros éticos que esperamos. Internet nos permite tener una interacción directa con las marcas, tanto estas como los consumidores debemos aprovechar esta posición.

 

Lirayen Baeza, artista visual y emprendedora de la isla de Chiloé. Realiza estudios de artes y diseño hace 10 años entre Chile, Argentina y México. Desde marzo cursa en TALLER los programas de Fashion Promotion y Fashion Thinking para contribuir al crecimiento de su marca personal, DELIRA, un proyecto de artes visuales y diseño bajo el concepto de arte para usar. Actualmente reside en Ciudad de México, está dedicada a la producción y difusión de su obra artística