La Automatización en la Industria de la moda: Miradas al Futuro

La Automatización en la Industria de la moda: Miradas al Futuro

Varias de las industrias que lideran los mercados en la actualidad han apostado por tecnologías vanguardistas e innovaciones para sobresalir y ofrecer nuevas soluciones a viejos problemas.

La moda ha tardado mucho más tiempo en reformular estructuras que resultan poco satisfactorias cuando de dar resultados óptimos se trata.

Comencemos esclareciendo que para la gran mayoría de prendas (si no es que todas) se requieren de varios procesos, de los cuales casi todos los lleva a cabo una persona o, en su defecto, debe efectuarse con una máquina que es operada en su totalidad con mano de obra.

La sastrería tradicional es un claro ejemplo de lo anterior: cada prenda se hace totalmente a mano y aún cuando la calidad sea excelente los tiempos de entrega y producción pueden demorar más de lo que algunos clientes estarían dispuestos a esperar. Las innovaciones en el ámbito textil ayudan a hacer todo el proceso mucho más eficiente tanto para el consumidor como para el fabricante.

Reducir tiempos de entrega, estandarizar procesos manuales, tener un mejor control sobre la producción son sólo algunas de las ventajas competitivas que se pueden alcanzar al automatizar algunos de los procesos.

Por ejemplo, una sastrería en Inglaterra decidió sumarse al cambio tecnológico y ahora cada uno de sus clientes cuenta con un número de registro que de forma remota proporciona todas las medidas requeridas para hacerle al cliente un nuevo traje, de esa manera el sastre cuenta con una base de datos donde de forma automática puede acceder a las tallas de cada uno de sus clientes sin necesidad de tener que medirlos constantemente y de forma presencial.

Innovar es sinónimo de cambiar, por lo que las marcas y diseñadores deben estar más que dispuestos a hacer sus operaciones de una nueva manera aún cuando eso represente reformular ciertos aspectos operativos tanto internos como externos.

En el mercado actual hay una gama impresionante de máquinas de coser que ofrecen soluciones, rapidez y eficiencia y aún con esos atributos se siguen perfeccionando debido a que las manos robóticas requieren de una mayor sofisticación para ser mucho más delicadas al momento de manipular las telas y no sea necesario utilizar productos como engomados.
Un ejemplo de éxito en términos de modernización de los procesos es el que se está implementando en los jeans rotos que todo adolescente ama.

Hasta hace poco, ese acabado desgastado era realizado totalmente a mano, en promedio, una persona podría demorarse alrededor de 20 minutos en “desgastar” de esa manera un sólo par de jeans, pero con la automatización de este proceso una máquina puede hacer hasta 200 pares de jeans en mucho menos tiempo y sin utilizar tantos recursos materiales como lo haría un humano.

Ahora bien, todo lo anterior involucra más aspectos que el tecnológico. Existen puntos clave de los que se tienen que hablar cuando de automatización se trata.

Muchas personas han enjuiciado severamente esta parte, acusando a las nuevas tecnologías de crear y fomentar el desempleo masivo de mano de obra que apenas subsiste. Desde luego que es un problema no solo ético y moral, también operativo ¿Cómo se puede reubicar a estas personas? ¿Acaso es mejor que se queden o que trabajen en algo más? ¿En verdad es mejor sustituir a los trabajadores por máquinas?

Preguntas como las anteriores se han formulado desde antes de comenzar a generar ese tipo de cambios, lo cual es comprensible. Es fundamental que se entienda que no todo puede o debería realizarse por humanos, no sólo por el tema de ser más productivos, sobre todo por salud física.

Las costureras pasan horas frente a las máquinas, están en constante exposición a inhalar el polvo y residuos de la tela ocasionándoles problemas de salud a corto y largo plazo; personas con mutilaciones causadas por manipular maquinaria sumamente peligrosa bajo condiciones riesgosas y en ocasiones negligencia laboral son ejemplos que podrían parecer exagerados, pero están más cerca de la realidad que viven muchas personas en países como la india, Afganistán, México y Filipinas.

Abordar la automatización e innovación textil desde un enfoque donde se priorice la salud de los trabajadores es necesario para obtener mejores resultados, la aceptación de los cambios que se requieran y mejorar las condiciones laborales de las personas que están detrás de cada prenda que viste a millones de personas.

No se trata de reemplazar, sino de mejorar y reubicar.

Crear una nueva forma de trabajo en la que máquinas y humanos convivan y se ayuden mutuamente. La persona estará exenta de realizar trabajos que pongan en peligro su salud mientras que la máquina lleva a cabo las actividades más peligrosas.

El aspecto ambiental también ha empujado a que la industria de la moda busque e implemente soluciones ante un problema que la ha perseguido durante años.

La moda virtual está ganando más fuerza y seguidores a medida que se considera como una opción que ponga fin a la sobreproducción de prendas y al auge de consumir productos hechos a la medida. Las ventajas de la moda digital sobrepasan totalmente sus desventajas. Tener la posibilidad de vestir de forma virtual prendas que en el mundo físico sería imposible debido a la complejidad y/o materiales de los mismos.

Concluyendo, las innovaciones y cambios tecnológicos son parte de la vida moderna. Dependerá de cada sector de sacar el mayor provecho sin descuidar la parte humana y encontrar la manera en que ambas se complementen de forma que continúen mejorando los procesos para alcanzar la maestría en nuevas y mejores técnicas para la fabricación y manipulación de textiles con nuevos materiales.

Rebecca Peña López es diseñadora de modas y textiles, colaboradora y miembro de la comunidad estudiantil en el diplomado en Fotografía, estilismo y dirección de arte para la industria de la moda.