Home office, una consecuencia de la pandemia que cambiará el rumbo de las ciudades

Home office, una consecuencia de la pandemia que cambiará el rumbo de las ciudades

En la búsqueda de un mundo sostenible y ameno para habitar y disfrutar, el home office es una consecuencia de la pandemia por COVID-19 que puede contribuir a lograr este objetivo. Si bien no es una alternativa completamente producto del confinamiento, sí tomó mucha más relevancia después de él.

Por la novedad de este modo de trabajo, se ha suscitado escepticismo en torno a su funcionalidad por parte de las empresas y de los trabajadores. Pero su múltiples beneficios han convencido a las autoridades de muchos países de que formará parte del futuro si está bien regulado como figura legal.

Las razones a favor y en contra son distintas para los actores mencionados y entre cada grupo aun hay opiniones contrarias. Los beneficios como el ahorro de tiempo y costos de transporte y alimentación, aumento en las horas de descanso, pago de servicios para las locaciones de trabajo, mayor flexibilidad de horario y un espacio más cómodo son los que inclinan la balanza hacia la aceptación del teletrabajo.

Por el contrario, las desventajas como la falta de equipo necesario (computadora, Internet y mobiliario) proporcionado por los empleadores, la suma de nuevas obligaciones para las empresas, la pérdida de control directo y la lejanía entre los equipos de trabajo no convencen totalmente a los involucrados de sumarse al home office.

Sin embargo, según expertos, esta nueva modalidad no es una tendencia esporádica que las empresas con labores en oficina tienen como opción, sino que es la realidad que les espera a todas en poco tiempo.

Esto es así porque las dificultades que representa para muchos pueden ser fácilmente superadas con una organización adecuada.

En primera instancia, debe ser regulada legalmente, proceso que en mucho países está en curso: en México, el 20 de junio el Senado de la República aprobó hacer una modificación en el Artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo que añada un capítulo con las normas del teletrabajo; en EEUU (Nueva York), se promulgó en 2017 la ley Freelance isn´t Free; en Alemania hay un programa llamado AÜG Model, diseñado para regular a los trabajadores que dependan de empresas. España, Holanda, Filipinas y Noruega son más países que cuentan con normas sobre el teletrabajo.

En segundo lugar, los costos extras que surgen a raíz del home office pueden ser subsidiados con los recursos destinados para otras áreas que han sido eliminadas gracias a él, como rentas de espacios colectivos y sus servicios de uso y mantenimiento.

Con respecto al modo de trabajo, que es particular a cada empresa y equipo, basta con la reorganización en función de la distancia y las herramientas tecnológicas que lo permiten. The Business of Fashion recomendó ciertas medidas para que las empresas de moda aseguren que su negocio se mantenga estable en el trabajo a distancia:

  • No monitorear muy cerca a los empleados, sino simplemente mantener las reglas de trabajo actuales e implementar nuevas para las juntas virtuales, así como formas de contacto en línea.
  • Orientar a los empleados sobre cómo trabajar en casa de manera óptima, desde la postura correcta frente al escritorio hasta la cantidad de descansos que deben tomar durante el día.
  • Asegurar que todos cuenten con las herramientas necesarias para cumplir con sus responsabilidades.
  • Impulsar a la creatividad mediante la tecnología.

Silvina Moschini, presidenta y cofundadora de Transparent Business le comentó a El Universal que “el reto será romper con los paradigmas actuales para que el trabajo sea sinónimo de algo que se hace y no un lugar al que se va. Para lograrlo será crucial adoptar nuevas tecnologías que brinden transparencia de manera que las compañías puedan implementar el teletrabajo de un modo confiable y efectivo […] hoy estamos inmersos en un contexto que demanda más soluciones de teletrabajo como consecuencia, entre otros factores, de las grandes distancias desde y hacia la oficina”.

Y Martín Borjas, Country Manager de Citrix México, coincide: “las compañías deben empezar a comprender que el trabajo de los colaboradores se mide en función de lo que producen, entregan y resuelven, no según las horas que pasan en una oficina”.

De esta manera, el modo de vida para la población acostumbrada al trabajo en oficina experimentará una transformación importante que se reflejará en el funcionamiento general de las ciudades.

Greenpeace México apuntó: “trabajar desde casa reduce el uso de automóviles o transporte público. Por lo tanto, el tránsito vehicular y, con ello, las emisiones de carbono. Si esta práctica se combina con un estilo de vida sustentable y equilibrado habrá mejoras sustanciales para nuestra salud, para el medio ambiente y para el campo laboral. Además, las finanzas personales van a mejorar y la administración de nuestro tiempo para realizar otras actividades tendrá más posibilidades”.

Por otro lado, habrá un despunte en el emprendimiento, dado que el e-commerce, la base de muchos negocios con sede en el hogar, será mucho más común. Así, las personas, según Forbes, al ver lo sencillo que es tener un negocio en línea exitoso y que se puede lograr de muchas formas, se inclinarán más hacia este modo de trabajo.

En cuanto al cambio que representará socialmente, El Universal señaló que el home office permitiría a los sectores de la sociedad que antes enfrentaban muchas limitantes insertarse en el campo laboral, poder hacerlo con más facilidad: “Bajo esta idea, las empresas pueden formar equipos de trabajo con múltiples cualidades y características culturales, lo que enriquece los procesos. Incluso es una opción viable para que las organizaciones logren presencia internacional o en otras regiones, sin necesidad de contar con instalaciones físicas”.

Finalmente, las nuevas generaciones estarán cada vez más apegadas a la tecnología, por lo que el teletrabajo será posible la modalidad básica, mientras que las reuniones físicas muy esporádicas. En este sentido, el home office representa un paso más hacia el futuro.

Pamela Vázquez, estudiante de Ciencias de la comunicación en la UNAM especializándose en la industria de la moda y miembro de la comunidad estudiantil de TALLER fdp