Injusticia social y ambiental: ¿Por qué es importante seguir hablando de Fast Fashion?

Injusticia social y ambiental: ¿Por qué es importante seguir hablando de Fast Fashion?

Desde hace décadas la industria del fast fashion fabrica prendas de vestir de baja calidad y poca duración, esta industria se ha convertido en la segunda más contaminante del mundo, después del petróleo. El significado de la moda no tiene nada que ver con lo que la industria muestra como “moda” hoy en día; se reinventó y se basó en el materialismo, en donde los consumidores pagan poco y los productores, un precio demasiado alto.

La globalización prometió traer beneficios para todos, los consumidores tendrían productos a precios razonables y la clase trabajadora de países en vías de desarrollo tendría trabajo para salir de la pobreza, pero entonces ¿por qué esta industria que genera millones de ganancias y beneficios, es tan incapaz de darles un soporte justo a los trabajadores y cuidar del medio ambiente? 

Todos hemos sido víctimas de las rebajas y precios bajos del fast fashion, pues en la sociedad acelerada donde vivimos estamos en busca de cosas nuevas todo el tiempo, es por ello que esta industria se convirtió en la líder del mercado en pocos años, ofreciendo prendas en tendencia a un costo accesible y que cambian rápidamente. Inditex, el distribuidor de moda más grande del mundo explica en su página web que renueva los modelos de sus tiendas dos veces por semana, motivo por el cual los consumidores actuales compran más prendas de vestir que hace 20 años pero conservando las prendas menos de la mitad del tiempo por su baja calidad, provocando consecuencias medio ambientales y sociales.

Al producir grandes cantidades de ropa a un ritmo muy acelerado, las empresas deben utilizar mucho más recursos naturales para poder generar nuevas prendas, además de la producción de fibras económicas como el poliéster, que utiliza petróleo para su creación y tarda más de 200 años en descomponerse. Otros materiales como el rayón y el algodón promueven la tala de árboles, el uso desenfrenado de agua, tintes con mercurio y arsénico, uso de plomo, plaguicidas e insecticidas que contaminan la tierra, los ríos y lagos. 

El informe del Índice de Transparencia de la moda en México por Fashion Revolution nos habla sobre lo que las marcas y minoristas hacen actualmente para incrementar el uso de materiales sostenibles y reducir las sustancias químicas peligrosas. Podemos ver que la mayoría de las marcas publican poca o nula información, en un rango del 0 al 10% sobre su proceso de producción, sobre su compromiso para dejar estas sustancias y sus objetivos para una producción más sostenible.

Según el informe titulado Una nueva economía para los textiles de la Fundación Ellen MacArthur, si no cambiamos, para el 2050 la industria de la moda utilizará una cuarta parte del presupuesto mundial de carbono, pues la producción textil mundial genera una cantidad de gases de efecto invernadero superior a la generada por el conjunto de los vuelos internacionales y el comercio marítimo.

Este modelo actual de la moda, el de usar y tirar, es la causa principal de muchos de estos problemas de impacto medioambiental y de la pérdida del valor económico, por ello tenemos que enfocarnos en la sobreproducción, el sobreconsumo y los residuos como parte de los temas destacados este año. 

Tenemos que cambiar nuestra mentalidad y comenzar a consumir menos y mejor. En los últimos años la vida útil de una prenda de ropa ha disminuido un 36%. En economías de crecimiento rápido, como la de China, este porcentaje llega al 70%. Nuestra manera de pensar puede lograr cambios, no es solo comprar menos ropa, es un nuevo modelo que comienza por cada uno de nosotros, en donde valoramos el trabajo de hombres y mujeres, mientras promovemos el respeto a la mujer, la importancia de los derechos de todas y cada una de las vidas, pues existen muchas situaciones como el derrumbe en Bangladesh del 2013 que dejó por lo menos 120 mil muertes y muchas otras situaciones en otros países de Asia, en donde los trabajadores de la industria textil trabajan en precariedad y bajo términos injustos, pero no tenemos que irnos tan lejos para poder ver este tipo de injusticias, en México existe una gran cantidad de fábricas y talleres de costuras de los cuales se surten muchas marcas grandes. 

En el terremoto del 19 de Septiembre del 2017, un derrumbe en la colonia Obrero de una fábrica textil dejó a 19 muertos y 5 desaparecidos, los cuales escondieron, limpiaron y no reconocieron hasta el día de hoy, 32 años antes en el terremoto de 1985 se derrumbaron varios talleres clandestinos del Centro Histórico en donde murieron 600 trabajadoras textiles. Solo el 15% de las marcas y el comercio minorista en México revelan su descripción de su proceso de evaluación sobre los riesgos, impactos y violaciones de los derechos humanos. Entonces, además de un salario que apenas les alcanza para subsistir, arriesgan su vida día a día en locaciones de trabajo poco seguras. 

Antes no todo el mundo se podía comprar un traje, ahora sí; pero el fast fashion lo ha cobrado en las condiciones de trabajo. Esto hace que en Bangladesh estén cosiendo camisetas por 12 pesos la hora, a lo que podriamos llamar un tipo de esclavitud moderna. Actualmente en México, debido a la pandemia causada por el virus del COVID-19, gran parte de las actividades económicas locales y mundiales generaron un impacto en todos los sectores de la industria de la moda, pero el sector más afectado es el de proveedores y trabajadores, pues millones de ellos siguen sin recibir sus liquidaciones por despido, mientras que las fábricas y plantas continúan abiertas exponiendo y arriesgando la vida de los trabajadores restantes que no tienen más opción que seguir trabajando para sobrevivir. Pero gracias a la entrada de la Ley General de Responsabilidades Administrativas en 2017, México se está posicionando como uno de los países que busca implementar las denuncias internas como mecanismo para frenar los actos de corrupción y otras conductas poco éticas como parte del sistema de integridad comercial. 

Para esto hay movimientos como Fashion Revolution, que promueven la evolución de una industria de la moda justa y regenerativa en México, en donde exigen la transparencia y trazabilidad de las marcas para poder crear un consumidor más consciente del proceso de producción. En su registro de datos sobre la industria, actualmente el 90% de las marcas no revelan absolutamente ninguna información sobre los resultados de las evaluaciones a sus proveedores, 85% no revelan la composición de sus textiles, ni sobre sus repercusiones y acciones en relación al cambio climático. 

Si las marcas comienzan a divulgar la forma en que la empresa enfrenta las quejas sobre violaciones a derechos humanos y medio ambiente de sus empleados y trabajadores, al igual que la trazabilidad de la marca desde su materia prima, producción y distribución, la sociedad podrá ver la verdadera repercusión que la industria de la moda actual está provocando.

Debemos devolverle el valor que cada prenda realmente tiene y que el fast fashion nos ha quitado, conocer el proceso de producción y concientizar todo lo que representa cada prenda. La información es una herramienta muy poderosa que podría lograr que nuestra sociedad reconozca lo que el consumismo está haciendo con nuestra sociedad y nuestro planeta. 

Artículo escrito por Daniela Quintero, miembro de la comunidad TALLER en el diplomado Fotografía, estilismo y dirección de arte para la industria de la moda.