La fotografía editorial como reflejo de los tiempos
La fotografía de moda, aunque no parezca, al mantener un repertorio visual de prendas no parece ser tan importante como en realidad lo es, pero esta ha funcionado como archivo histórico de cada país. Si tomamos en cuenta que las guerras, revoluciones y crisis han sido motivos de nuevas tendencias y formas de vestir; estas modas que han quedado registradas gracias a la fotografía editorial cuentan como un reflejo del tiempo y contexto que alguna vez se vivió.
A principios de la humanidad la moda no existía; las prendas que se utilizaban por necesidad eran de pieles de animales que servían para protegerse del clima. Tiempo después, la ropa se convirtió en un elemento estético que diferenciaba las clases sociales, así que comenzó a tomar valor al hablar por sí misma. Poco a poco la vestimenta se convirtió en más que solo ropa, ahora proyectaba una identidad y tenía un mensaje que transmitir. Fue a partir de las innovaciones de Luis XIV por el progreso de Francia, en el siglo XVII que comenzó la moda.
Para tiempos en los que no existía la fotografía, la ilustración de moda era la manera de dar a conocer los impactantes atuendos que la nobleza francesa utilizaba en los bailes de Versalles. Posteriormente, con la llegada de la fotografía y la formación de diseñadores de moda, se comenzó a utilizar el registro fotográfico como muestrario de las piezas que se iban fabricando, capturando detalles y movimiento en sincronía con los avances tecnológicos. Para los años 1800s se utilizaba con fines comerciales para catálogos de venta y en 1892 surge la primera portada con una fotografía de moda en la revista francesa La mode pratique, tiempo después las revistas Harper’s Bazaar y Vogue continuaron con esta práctica.
Barón Adolph de Meyer, el primer fotógrafo editorial de moda de la historia, trabajó para Vogue en donde sus primeros trabajos cruzan la delgada línea entre el arte pictórico y la fotografía, como su primer proyecto fotográfico al retratar a Elizabeth Arden en 1922.
En 1896 con el art nouveau, época de elegancia y feminidad en donde nacieron tendencias y casas de moda como Coco Chanel, Nina Ricci y Elsa Schiaparelli; seguido del realismo en 1930, movimiento de vanguardia que influenció a la fotografía con tomas más creativas y poses más libres, se mostraba a una mujer “real” que elegía como vestirse.
Otro de los movimientos que más influenció a la fotografía fue el surrealismo, que hablaba sobre los sueños, la distorsión de la realidad, pues al estar en la segunda guerra mundial deseaban salir de su realidad. Con fotografías en blanco y negro, se puede ver la desolación del terrible acontecimiento, fueron composiciones únicas que resultaron increíbles para Man Ray, uno de los fotógrafos más reconocidos de este movimiento. Pero fue hasta 1940 cuando se ve una reconstrucción de la sociedad, donde Dior y Balenciaga muestran una nueva oportunidad para la moda y el glamour.
En los años posmodernos las revistas de moda exponían editoriales que mostraban un estilo de mujer nunca antes vista, personificada intrínsecamente por los tiempos en donde surgía una revolución sexual, movimientos feministas y de liberación espiritual. Famosos fotógrafos como Helmut Newton, Chris von Wagenheim y Sarah Moon retrataron la sensualidad de la mujer en distintos puntos de vista. La fusión de cultura pop y contracultura se vio plasmada en los 90s con los dos extremos de un estereotipo de mujer, una ultra femenina de belleza natural representada por supermodelos y otra, rebelde y minimalista con un estilo dictado por la crítica anti-moda.
Siendo la reciente pandemia, aún en curso, un suceso catalizador de innovaciones en el storytelling por medio de la imagen. La conceptualización de ideas contundentes se ha convertido en el motor para generar nuevas fotografías editoriales que reflejan, desde maneras sutiles hasta obvias, los momentos políticos, sociales y culturales que más nos han impactado como civilización.
Con la fotografía editorial como ejemplo, observamos que la moda por sí sola es una manera de expresión que cuenta con un registro del contexto social. La “moda” en sí no es arte, pero al recurrir a un concepto, un propósito y un sentimiento que le den valor y que, al juntarlo se materialice de manera estética en la fotografía editorial, logra tener un impacto, que más allá de vender, se convierte en un producto artístico que forma parte de la historia.
Artículo escrito por Daniela Quintero, miembro de la comunidad TALLER en el diplomado Fotografía, estilismo y dirección de arte para la industria de la moda.