On Demand, la oda de la personalización

On Demand, la oda de la personalización

Ciertamente la moda es un fenómeno que involucra muchos más aspectos de los que se pueden percibir a simple vista. Desde que el humano comenzó a utilizar ropa la dotó de múltiples significados sociales, religiosos, morales e incluso políticos. Lo anterior se ha ido diluyendo un tanto entre una tendencia que nos recuerda por qué la ropa es mejor cuando está hecha a tu medida.

Llegar a esta conclusión requiere abordar la tendencia de la personalización de artículos de modaーno sólo ropaーpara comprender hasta qué punto el zeitgeist está involucrado en todo esto.

En la actualidad, se vive en un mundo donde muchas cosas son posibles de materializarse, los hombres más ricos gastan su dinero en viajes espaciales y adquirir ropa virtual ya es un hecho. Las marcas se ven empujadas a sorprender a un mercado cada vez más exigente, ávido de nuevas experiencias tanto sensoriales como emocionales y la personalización de las prendas es una forma de satisfacer muchas necesidades que van más allá de las materiales.

El sector juvenil con un rango de edad entre los 20 a 30 años apuesta por el uso de artículos hechos bajo la filosofía On demand. No es sólo por adquirir algo único; las aspiraciones de las nuevas generaciones también influyen mucho en esta decisión de compra. La originalidad es fundamental, en un mundo donde todo y todos se han diversificado; es imperante destacar, ser auténtico y reflejarlo a través de lo que está más a la vista de todos: la ropa.

Bajo ese lema, cada vez más personas han decidido dejar el fast fashion atrás y darle una oportunidad a marcas y/o diseñadores independientes que ofrecen servicios y productos personalizados. Las razones para renunciar a los placeres efímeros que el fast fashion otorga a sus consumidores difícilmente se pueden equiparar a las ventajas que la moda bajo pedido ofrece.

La sostenibilidad es uno de los puntos más importantes en este nuevo sistema de producción, ya que las materias primas que se usan son cuidadosamente planificadas con el fin de optimizar tanto los tiempos de entregas como el uso de las mismas, reduciendo considerablemente los residuos en cada producción. Por otra parte, se evitan sobreproducciones de lotes que probablemente terminarían en vertederos o siendo incinerados porque ya nadie quiere comprar lo que pasó de moda.

Asimismo, otra gran ventaja que ha impulsado el auge de la moda bajo pedido es la tecnología, ya que facilita tanto a clientes como a marcas los procesos de estandarización y confección.

Si una marca cuenta con un cliente recurrente al que le gusten los pantalones hechos a su medida, se puede crear una base de datos para agilizar la toma de sus dimensiones, escoger la tela vía remota y de esa manera confeccionar varios pares sin necesidad de citar al cliente varias ocasiones para tomar decisiones.

Las redes sociales también se ven involucradas en este tema: son cómplices de las marcas creando el espacio idóneo que sustituye en muchas ocasiones a los escaparates y/o tiendas físicas, una forma mucho más eficaz de conectar con los compradores meta, haciendo de la experiencia de navegar en redes algo mucho más personal y con tintes emocionales, el proceso de identificación entre los consumidores y la marca puede resultar exponencialmente mayor.

En cuanto a los aspectos técnicos y de calidad, los bienes de consumo que se elaboran a partir de la personalización son productos con una atención al detalle mucho mayor, se cuida el tipo de materiales, el manejo que se le da a los mismos y cada proceso está meticulosamente controlado; esas son algunas de las exigencias con las que se enfrentan las marcas al optar por este tipo de producción. Los acabados son considerablemente mejores en comparación con prendas de “un solo uso” que fueron confeccionadas para desgastarse mucho más rápido de lo habitual.

Ahora bien, teniendo en consideración todos los puntos que se mencionaron, el aspecto económico es igual de relevante. Muchas personas prefieren gastar $200 en una blusa o playera que terminará por estropearse en una fracción de tiempo comparada con todo lo que tomó hacerla, en términos de recursos materiales y humanos, a pagar por una blusa con materiales de calidad y a la medida que costaría quizá $900 ¿Porqué no se percibe como una inversión en lugar de un gasto?

Se invierte en educación, en inmuebles, en viajar pero por alguna razón las personas difícilmente perciben adquirir ropa de alta calidad como una inversión y quizá ese sea uno de los puntos clave para que tendencias como el On Demand o el uso de materiales alternativos como las pieles veganas tengan un mayor auge en el mercado.

Sin duda alguna, se requiere de la cooperación y el interés de los consumidores para que proyectos emergentes tengan oportunidad de competir contra los monstruos de la moda rápida. Acercarse a las marcas locales, investigar más sobre lo que hay detrás de lo que se consume y acerca de la gran gama de productos con la que se cuenta hoy en día es vital si se pretende reducir el daño ecológico del que todos hemos sido causantes en las últimas décadas.

Rebeca Peña López es diseñadora de modas y textiles, colaboradora y miembro de la comunidad estudiantil en el diplomado en Fotografía, estilismo y dirección de arte para la industria de la moda.